carta a un infiel

 

CARTA A UN MARIDO INFIEL
Por: Dra. Lucy Serrano

Cuando se presentan las sospechas o las evidencias de una infidelidad, por lo general es muy difícil que la persona infiel lo admita o desee hablar del tema para encontrar soluciones. Eso deja a la persona engañada sintiéndose enojada, dolida, confundida y frustrada, ya que el diálogo no brinda los resultados esperados.

A continuación propongo una carta que puedes entregar a tu pareja y con la cual sustituyes el diálogo directo. La carta no promete “milagros”, pero sirve de desahogo y contiene propuestas positivas y razonables para manejar esta situación tan delicada.

La carta es extensa porque incluye varias opciones y situaciones de vida (con hijos o sin ellos, cuando es sólo una sospecha o cuando ya existe evidencia, etc.). Por lo tanto, elige los párrafos o palabras que mejor describan tu caso y tus sentimientos y suprime los que no apliquen a tu situación.

NOMBRE DE TU ESPOSO:

Los últimos acontecimientos contigo me han llevado a una situación que ya me es imposible tolerar y me veo en la necesidad de escribirte en lugar de dialogar, ya que cuando lo he intentado me encuentro con tu rechazo, evasión y desinterés.

Es evidente que no quieres hablar del tema y que te molesta mi insistencia porque crees que no tengo motivos. Sin embargo, te pido que en esta ocasión leas lo que tengo que decirte con respeto y atención, teniendo en cuenta que estamos involucrados en un problema que nos afecta a ambos y que también puede repercutir en nuestros hijos.

Ya me di cuenta que no me funcionan mis actitudes anteriores de dramas, reclamos, reproches, chantajes y presiones. Esta carta no los incluye, ni tampoco se trata de una acusación o un interrogatorio. No niego estar profundamente lastimada y desilusionada por lo que está pasando y la forma en que afecta a nuestro matrimonio, pero estoy tratando de sobreponerme y no actuar de manera impulsiva, injusta o irracional.

(El siguiente párrafo aplica cuando sólo existen sospechas)

Pese a que en varias ocasiones he comentado tu alejamiento y desinterés en nuestra relación, así como tus conductas “especiales” hacia otra (otras) mujeres (o hacia fulanita de tal), constantemente me lo niegas y me dices que las cosas no son como parecen, me acusas de molestarte con mis celos infundados y de inventar historias, pero no puedes negar que las cosas entre nosotros no están iguales. No es que te culpe ni que permita que tú me culpes totalmente a mi porque es responsabilidad de ambos que la relación funcione, pero yo SÍ tengo plena disposición de enmendar errores y buscar nuevas alternativas para que nuestra relación mejore. Sin embargo, a ti te veo irritable y evasivo. No estoy en pose de víctima, pero ponte un poco en mi lugar y trata de entender como te sentirías si los papeles fueran a la inversa. La incertidumbre no es buena consejera y las dudas están afectando mi estabilidad emocional porque no sé qué terreno piso ni cómo actuar.

Tal vez tu preferirías que yo ignorara la situación y que continuáramos como si nada, pero créeme que es imposible “hacerme de la vista gorda” y fingir que estamos bien, mostrando entusiasmo y respeto hacia ti cuando me doy cuenta que no es recíproco. Te aseguro que las cosas no se van a componer solas y se me hace injusto que trates de poner toda la responsabilidad o la culpa exclusivamente sobre mis hombros.

Si eliges no sincerarte por temor a que yo te haga una escena o tome represalias en tu contra, te aseguro que no es el caso e inclusive estoy dispuesta a que busquemos ayuda profesional para remediar nuestros conflictos y tomar decisiones maduras y realistas. Por otro lado, si sigues evadiendo aclarar esta situación, esto perjudica cada vez más mi estabilidad emocional y no podremos evitar que nuestros conflictos continúen y se agranden.

(Este párrafo aplica cuando ya tienes evidencias)

Después de descubrir (una carta, una tarjeta, un mensaje en el celular, un e-mail, o cualquier otro tipo de evidencia) ya no puedes negar que existe otra persona en tu vida. Estoy consciente de que aún con estas pruebas, carezco de información respecto a tus sentimientos hacia esta persona y planes futuros. Como no te siento claro ni honesto cuando yo te cuestiono y algunas de tus explicaciones no tienen lógica e inclusive son un tanto egoístas porque sólo piensas en tus necesidades y sentimientos y no en los míos (por ejemplo cuando me dices que todavía me quieres, que no tienes planes de divorciarte, que lo que estas viviendo “no tiene importancia”, etc.), me veo ante la necesidad de tomar decisiones para proteger mi salud emocional y la de mis hijos.

Estas decisiones dependerán en cierta medida de tu contestación a esta carta y te planteo algunas opciones que pueden ocurrir:

1) Que ignores y/o ridiculices mis palabras, invalidando una vez más mis sentimientos y la evidencia concreta que te presento, tomando la actitud de hacerme sentir culpable o de que no se puede hablar conmigo. Quiero hacerte notar que cuando una persona se siente descalificada al expresar lo que siente o piensa, eso se convierte en una forma muy cruel de agresión pasiva. No tienes idea de lo terrible que se siente que prácticamente la dejen a uno “hablando sola”. Esta sería una prueba absoluta de que no me quieres y que no te importan mis sentimientos y que ya no me consideras tu pareja porque no me das el lugar y el respeto que merezco.

Si este es el caso, no me queda otra salida más que prepararme para una separación. Estoy haciendo todo lo posible para renegociar contigo, pero tú me cierras todas las puertas. Los detalles de esta separación te los comunicaré mas adelante.

2) Comprendo que te costaría mucho trabajo, pero en el caso de que decidas sincerarte conmigo y que además de cómo tu esposa me quisieras ver como tu amiga y confidente, yo estaría dispuesta a que reestructuráramos nuestro matrimonio, buscando nuevas alternativas mutuamente satisfactorias, ya que por mi parte siento que tenemos muchas cosas positivas en nuestra relación que vale la pena conservar.

Si esta fuera tu decisión, yo haría mi mejor esfuerzo por dejar a un lado reproches y culpas, buscar ayuda para sobreponerme a mi dolor y decepción y empezar contigo una nueva relación más madura y realista con otras bases y con mayor satisfacción para ambos.

3) Si estás absolutamente seguro que ya no me quieres y que lo nuestro no te interesa, no pienso aferrarme a ti, rogarte ni perjudicarte. Sé que no se puede retener a una pareja a la fuerza y que tu decisión es tu responsabilidad.

En este caso te pido que lleguemos a un acuerdo legal justo y que me des un tiempo para prepararme emocionalmente para la ruptura definitiva.

4) Si quien necesita un tiempo para pensar las cosas eres tú, te pido que sea razonable porque está situación me tiene muy afectada (ya sea que pidas una separación temporal o un tiempo todavía en la casa.)

Esto no sería nada fácil para mi, pero haré mi mayor esfuerzo por el cariño que todavía siento por ti (o que una vez te tuve) y por ser el padre de mis hijos y todavía mi esposo, entendiendo que cualquier ser humano puede atravesar por etapas de crisis y confusión y que tiene derecho a rectificar su conducta.

Por favor, medita bien tu decisión. Estoy siendo lo más razonable posible, aun con el gran dolor que hay en mi alma y acudo directamente a ti, sin que esto se vuelva un chisme, “quemándote” con los hijos o con la familia, para que la situación que vivimos se resuelva con el menor daño para los involucrados.

Te repito que todavía te amo y tengo interés, pero si tus sentimientos son distintos a los míos, tendré que aceptarlos y salir adelante por mi cuenta.

Tu esposa (nombre)